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El Curupí


El Curupí es un personaje de la mitología Misionera. Se lo representa como un ser de baja estatura pero fornido, tiene mucho bigote y, según cuentan algunos, anda en cuatro pies. Otra descripción lo muestra como un enano robusto cuyos pies están en dirección opuesta a la normal, es decir, miran hacia atrás, por lo que al momento de andar y más que nada, de trepar, el Curupí tiene muchas dificultades.La zona en la que encontramos al Curupí es en el monte, y más presisamente a la hora de la siesta. Este ser persigue más que nada a mujeres que andan por el monte en busca de leña. Con sólo verlo, las mismas se vuelven locas, ya que su fealdad es realmente una razón para temerle. Algunos lugareños dicen que el cuerpo del Curupí es una sola pieza, sin ninguna coyuntura, por ende la mejor forma de evitar caer como su presa, es treparse en un árbol, ya que él no puede subir.Los guaraníes han usado el mito del Curupí para mantener a las mujeres lejos de los peligros de la selva y el rapto, y en algunos casos, es a quien se le atribuye, como en tantas otras mitologías y leyendas, los embarazos sin explicación.
El jesuita José de Anchieta, (José de Anchieta, conocido como el Padre Anchieta, (La Laguna, 19 de marzo de 1534 - Anchieta, 1597) fue un misionero jesuita y beato español en Brasil.
Nacido en Tenerife, fue enviado a la Universidad de Coímbra, Portugal, en 1548. Una vez allí ingresó en la Compañía de Jesús y fue enviado como misionero a Brasil, donde murió en 1597. Fue uno de los fundadores de la ciudad de São Paulo.
Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1980.), dice de él: ... El Kurupí o Kurupiré es un demonio menor de los guaraníes. Es un hombre pequeño, de cuero escamoso, de orejas en punta, que tiene la particularidad de tener los pies hacia atrás, es decir, avanza con los talones. Pero su principal rasgo es su miembro viril que da varias vueltas a su cintura y con el cual, desde la distancia puede embarazar a una mujer...
...a veces roba criaturas mejor si son del sexo femenino y otras llega a asesinar al cazador desprevenido que no le deja su caza, comiéndole el corazón...
De esta manera presento el mito fálico de los guaraníes, símbolo de la abundancia, de la multiplicación de la especie. La lujuria es una característica del ser humano, que no entra en celo estacionalmente como los animales, sino que vive permanentemente en actitud de apareamiento. La barrera moral que impone principalmente la iglesia, ha permitido una convivencia de respeto por el sexo opuesto. El hombre moderno se guía con reglas por él impuestas, que acepta y acata, creando una escala de valores muy útil a su vida social.
Nuestro Curupí, tiene su equivalencia en el dios griego de los bosques, los campos y la fertilidad, (ver mitología griega). Este dios europeo, llamado Pan o sátiros, tenía cuernos, orejas y patas de un macho cabrío, por lo tanto regía la vida de los pastores y cabreros. Su fealdad hacía que las mujeres, especialmente las ninfas (divinidad griega o romana que vivía en las fuentes, los bosques, praderas, ríos y el mar) le escaparan. Pan, conociendo la debilidad que estas deidades tenían por la música y la danza, construyó una flauta de cañas, con la cual las seducía ejecutando melodías incomparables.
En el mundo o mitología guaraní se dice que Curupí tiene el falo tan largo, que lo enrolla en la cintura. Con él puede atraer desde la distancia a las mujeres para embarazarlas. Se lo describe como un hombre joven, velludo, de baja estatura, que deambula desnudo en la siesta por los bosques, buscando muchachas que caminen solitarias, para aplacar su lujuria. Las madres suelen asustar a sus hijas para que no se aventuren solas en la selva. Si se encontraran con Curupí, podrían quedar preñadas, y si consiguen escapar de la tentación que les hace con señas obscenas desde las ramazones, pierden la razón, teniendo a partir de ese momento ataques de epilepsia. Es torpe para desplazarse, por lo tanto se afirma que es muy fácil burlarse de él, y que además, cortándole el falo se vuelve inofensivo.
Ayala Gauna lo describe como un enano cobrizo, robusto, capaz de estrangular con sus poderosas manos, pero con un cuerpo torpe, de una sola pieza (es decir, carente de coyunturas) y los pies dirigidos hacia atrás. Es fácil burlarlo trepándose a un árbol, pues no puede subir. Tampoco puede nadar, o lo hace con mucha dificultad. En esta versión es antropófago, prefiriendo la carne de los niños y las mujeres.
Juan Bautista Ambrosetti lo relaciona con el Yasí Yateré, pues cree que es una variante de aquel, quizá debido a que en sus investigaciones recopiló que gusta secuestrar niños para lamerlos. Otros autores lo describen como guardián del monte, confundiendo su función con la del Pombero. Personalmente creo que es la canalización de la sexualidad exacerbada de los habitantes de lugares apartados o solitarios. De igual, modo los europeos utilizaron la figura del Fauno (romano) Pan (griego) o Sátiro (griego) para entender la tendencia lujuriosa de los hombres.
Curupí fue un recurso nacido con la llegada del cristianismo, donde se mezclaron las rígidas reglas morales de la nueva religión, con los antiguos saberes míticos. Fue utilizado por las madres en el área guaranítica para evitar los hijos de madres solteras, o poner freno a las muchachas ardientes, que de otro modo cargarían con numerosa prole sin padre que se haga cargo de ellos.
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